lunes, 27 de junio de 2016

Bueno, ¿cuánto tiempo eh?

Pues sí, mucho ha pasado desde que he visitado el blog. AÑOS. Y siempre intentaba retomar el asunto, que si una tira por allí, una entrada nueva por allá. Promesas, promesas, promesas. Pero solo eran palabras, ilusiones hechas de letras con un fin un poco triste (y predecible dadas las circunstancias).
Os contaré una minirreflexión  que dadas las circunstancias de mi última relación amistosa, os contará un poco de mí y mi curiosa vida, y de paso ayudo a pensar sobre el tema.
Bueno, es curioso, cuando se hace la primera "promesa" de que vamos a cambiar a mejor, de que haremos algo para ganarnos de nuevo la confianza de la gente y la nuestra propia, llenarnos de valor y comenzar de cero, hay muchas expectativas en cuanto al resultado, y la confianza es casi total. Peeero, cuando el tiempo pasa y no hay respuesta, la semilla de la duda empieza a brotar y arraigar sus raices amargas.
Se vuelve a hacer otra promesa con el mismo sujeto de la primera. El tiempo enfría de nuevo la esperanza de un cambio y con ello las palabras utilizadas. Y así, poco a poco, la persona va situándose en un lugar menos importante cada vez, hasta caer en una mezcla de olvido, desinterés e indiferencia por parte de los demás.
Si concluimos que ese individuo vuelve a hacer una promesa, ¿qué posibilidades hay de que sea algo real?¿Cuánta gente volverá a confiar en él? El número puede variar, es cierto, no ocurren las mismas circunstancias para diferentes personas. Pero puedo asegurar casi con total seguridad, que rondará el número cero. Por eso, cuando alguna vez alguien os prometa una y otra vez un cambio, una luz de esperanza que se aleja como la luz de un cometa moribundo, no espereis mucho de ello. O de él o ella. ¿Y si la cumple? Pues, debe continuarlo, no vale con una chispa que no llega a ningún lugar, es fácil hacer un acto pequeño y no seguir haciéndolo. Sin esfuerzo por parte de esa persona, lo mejor es cortar por lo sano, no le presteis atención a alguien que no se esfuerza en cumplir sus promesas sin dar explicaciones.
Yo personalmente, me siento más libre sin personas así a mi alrededor, realmente llegan a desgastarte.
Y me siento muy libre, como si el mundo se presentara ante mi en una forma más luminosa, con más colores, aunque aun tengo miedo. Es inexplicable, pero es como si el mundo me asustara, pero debo vivir con ello y superarlo. Os podría explicar esta situación, pero es otra historia que me gustaría contar en otro momento. Un saludo, un abrazo muy fuerte, y un consejo: sed valientes, y confiad vuestras esperanzas a quien os dé luz, no a quien os la prometa.
En cuanto a mi... no voy a prometeros nada, después de todo, no quiero haceros desconfiar, ¿verdad?

1 comentario: