Pues sí, mucho ha pasado desde que he visitado el blog. AÑOS. Y
siempre intentaba retomar el asunto, que si una tira por allí, una
entrada nueva por allá. Promesas, promesas, promesas. Pero solo eran
palabras, ilusiones hechas de letras con un fin un poco triste (y
predecible dadas las circunstancias).
Os contaré una
minirreflexión que dadas las circunstancias de mi última relación
amistosa, os contará un poco de mí y mi curiosa vida, y de paso ayudo a
pensar sobre el tema.
Bueno, es curioso, cuando se hace la
primera "promesa" de que vamos a cambiar a mejor, de que haremos algo
para ganarnos de nuevo la confianza de la gente y la nuestra propia,
llenarnos de valor y comenzar de cero, hay muchas expectativas en cuanto
al resultado, y la confianza es casi total. Peeero, cuando el tiempo
pasa y no hay respuesta, la semilla de la duda empieza a brotar y
arraigar sus raices amargas.
Se vuelve a hacer otra promesa con
el mismo sujeto de la primera. El tiempo enfría de nuevo la esperanza de
un cambio y con ello las palabras utilizadas. Y así, poco a poco, la
persona va situándose en un lugar menos importante cada vez, hasta caer
en una mezcla de olvido, desinterés e indiferencia por parte de los
demás.
Si concluimos que ese individuo vuelve a hacer una
promesa, ¿qué posibilidades hay de que sea algo real?¿Cuánta gente
volverá a confiar en él? El número puede variar, es cierto, no ocurren
las mismas circunstancias para diferentes personas. Pero puedo asegurar
casi con total seguridad, que rondará el número cero. Por eso, cuando
alguna vez alguien os prometa una y otra vez un cambio, una luz de
esperanza que se aleja como la luz de un cometa moribundo, no espereis
mucho de ello. O de él o ella. ¿Y si la cumple? Pues, debe continuarlo,
no vale con una chispa que no llega a ningún lugar, es fácil hacer un
acto pequeño y no seguir haciéndolo. Sin esfuerzo por parte de esa
persona, lo mejor es cortar por lo sano, no le presteis atención a
alguien que no se esfuerza en cumplir sus promesas sin dar
explicaciones.
Yo personalmente, me siento más libre sin personas así a mi alrededor, realmente llegan a desgastarte.
Y
me siento muy libre, como si el mundo se presentara ante mi en una
forma más luminosa, con más colores, aunque aun tengo miedo. Es
inexplicable, pero es como si el mundo me asustara, pero debo vivir con
ello y superarlo. Os podría explicar esta situación, pero es otra
historia que me gustaría contar en otro momento. Un saludo, un abrazo
muy fuerte, y un consejo: sed valientes, y confiad vuestras esperanzas a
quien os dé luz, no a quien os la prometa.
En cuanto a mi... no voy a prometeros nada, después de todo, no quiero haceros desconfiar, ¿verdad?
Pues sí, TODA LA RAZÓN. Sinceramente.
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